Hace 2 años, el belicoso Lord Ronnet Cafferen, invadió Cumbreazul, las tierras de la Casa Norridge gobernada por Lord Quellon Lannister, hijo de Lord Damon Lannister, El León Gris. Este acto de agresión injustificada fue castigado por Lady Falyse Baratheon, enviando a su escudero Harys Cafferen (hijo de su hermano Jonos y de Mya Baratheon) como pupilo de Lord Quellon Lannister. Lord Ronnet Cafferen era famoso por su bravura, pero tampoco era ningún secreto el gran aprecio que profesaba hacia su sobrino.
Pero hace menos de un mes, se celebró un gran torneo en Cumbreazul para celebrar el nacimiento del primer hijo de Lord Quellon Lannister y Lady Anya Norridge. Tras el último combate, en el que Ser Pearse Caron venció a Ser Patrek Lothston, el cadáver del joven Harys fue hallado en sus aposentos con un agujero en el pecho tan grande como un puño que dejaba ver su corazón y rodeado de ennegrecidas venas.
Lógicamente, Lord Quellon Lannister afirmó que él no tenía nada que ver con la tragedia. Inevitablemente, Lord Ronnet Cafferen, cegado por la ira convocó a sus hombres de mayor confianza y se dispuso a cobrarse venganza. Volviendo a desencadenar de nuevo un gran conflicto entre ambas casas que irremediablemente apuntaba a una guerra abierta.
Las malas nuevas volaron por los Siete Reinos tan rápido como los cuervos que las portaban. La Reina Elaena Targaryen, dejó el conflicto en manos de la joven Mano del Rey, Ser Aegor Ríos.
La situación se volvió muy tensa y las tropas Baratheon avanzaban e invadían las tierras en torno a Cumbreazul. Sorprendido, Lord Quellon apeló a los Baratheon por esta afrenta, pero éstos se mostraron públicamente muy dolidos. Lady Falyse Baratheon afirmó que no detendría su avance menos que se hiciese justicia.
Como era de esperar, los Lannister montaron en cólera y convocaron a sus banderizos para la guerra, produciéndose así escaramuzas entre las espadas juramentadas. Dos días después, Lord Ronnet fue asesinado en su propio campamento mientras dormía. Por suerte, la contienda se detuvo por orden de la Reina.
Astutamente, Lord Corwin Cafferen, el nuevo Señor de Fawnton, solicitó a Ser Aegor Ríos, hacer uso de su legítimo derecho de apelar a los Dioses mediante un Juicio de los Siete, algo poco usual pero que podría solventar la situación.
La Mano del Rey declaró que si ganan los Baratheon, la Reina les otorgará los territorios ocupados y que, de acuerdo con Lady Falyse Baratheon, serán posteriormente otorgados a los banderizos que ayuden a vengar la muerte de su sobrino en el Juicio de Siete. En cambio, si ganan los Lannister, los Baratheon deberán abandonar los territorios ocupados y ofrecer una compensación económica previamente acordada y supervisada por el emisario real. Y dado que la mayoría de los señores de estas tierras huyeron cobardemente ante el avance del Venado, los banderizos que defiendan el honor de Lord Quellon Lannister en el Juicio de los Siete serán recompensados con dichas tierras.
Ahora, los banderizos de ambas casas irrumpen con sus caballos y tropas en la Fortaleza del Árbol Sonriente en la Isla de los Rostros, invitados por los Lothston y declarado por la Mano del Rey como el emplazamiento neutral del Juicio, los ejércitos de ambos bandos se mantienen defendiendo la frontera de Cumbreazul.
De fondo se oyen cuernos y tambores de batalla. La situación es tensa. Las miradas son duras. Pero todo el mundo sabe que lo mejor para el reino es solucionar esto de la manera más rápida y menos costosa. La sombra del Kraken es grande y las Guerras con Dorne han dejado a Poniente muy debilitado...
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